Una duende bailarina

¿Quién se asoma tímidamente, sonrosadas las mejillas, con la mirada distraída, callada?

Os presento a mi última duendecilla, se llama Carla.

En recuerdo de una gran Amiga de la infancia que estudiaba ballet clásico, y yo cuando la visitaba, acariciaba sus zapatillas de ballet, miraba extasiada los tutús, me embelesaba verla dar sus primeros pasos...

He amado desde pequeña la danza, los bailarines me han parecido siempre ser de otro mundo, tan elásticos, tan elegantes, etéreos dando saltos o piruetas casi imposibles... de ahí nació el amor a la música clásica.

Esta pequeña, nació así, casi sin pensarlo, de dulces tonos, en las tardes de estío y las noches estrelladas, con música cálida de fondo.
Carla baila, danza y gira sobre sus zapatillas, realizadas con delicadeza por la Princesa del bosque.

Ella sueña con ser prima ballerina, quién sabe lo que le deparará la Vida, lo importante es que con sus danzas nos alegra el corazón y todos los duendes están felices de verla, a mi me ha robado un cachito el corazón, con los recuerdos tan dulces que me ha traído...

Cuento de La Bailarina
Cierta vez una bailarina con sus músicos había arribado a la corte del príncipe en Birkasha. Bailó ante el príncipe al son del laúd, de la flauta, de las tablas y tambores y de la cítara.

Bailó la danza de las estrellas y la danza del espacio, por último la danza de las flores al viento. Luego se detuvo ante el príncipe, inclinándose le hizo una reverencia.
El príncipe emocionado le pidió que se acercara y le dijo:

"Bella mujer, hija de la gracia y del encanto, de dónde viene tu arte?

Cómo dominas tú la tierra y el aire con tus pasos, el agua y el fuego con tu ritmo de cadencia?"
La odalisca se inclinó de nuevo ante el príncipe y le respondió:

"Su Alteza, no estoy segura cómo responder su pregunta, pero sí sé que el alma del filósofo vive en su cabeza, el alma del poeta en su corazón, el alma del cantor vibra en su garganta; pero que en cambio, el alma de la bailarina, vive en todo su cuerpo..."

Khalil Hibran

(1883-1931)

¡Feliz fin de semana!